viernes, 8 de mayo de 2015

Un urbanismo incluyente es ética aplicada

Juan Pablo Fernández Jiménez                                               7 de mayo de 2015
Ética, Persona y Sociedad
Doctora Alicia Ocampo Jiménez
Un urbanismo incluyente es ética aplicada
Resumen
El tema que se aborda en este ensayo consiste en  la planeación urbana y la  relación de la misma con una sociedad que desea  fundamentarse en principios éticos para asegurar la dignidad de todas las personas y vivir en una relación de igualdad dentro de la urbe. El problema ético radica en que para lograr que todos los ciudadanos vivamos en dicha relación de igualdad, en un espacio urbano compartido, la planeación de una ciudad no debe de ser parte de los factores que provoquen la desigualdad y la injusticia.
Se plantea primeramente la relación entre el urbanismo y la dignidad de las personas, para llegar así a la afirmación de que una manifestación ética bien puede ser un urbanismo incluyente, tal urbanismo es un principio de ciudadanía de singular importancia, pues vemos que la estructura urbana manifiesta los valores de una sociedad. Son abordados desde esta perspectiva algunos de los dilemas éticos a los que se enfrenta la planeación urbana que persogue el fin mencionado, tales como el tráfico y la movilidad, el acceso a los recursos, las formas democráticas de disponer de los diversos medios de transporte y el importante factor que es la seguridad dentro de la estructura urbana.
En suma, los conceptos de urbanismo, ética, la dignidad del hombre y la ciudadanía son relacionados para dejar en claro ciertos juicios éticos con respecto a la planeación urbana y a la vida dentro de la ciudad. Es evidente que en este ensayo no fue posible abarcar todos los aspectos de la vida en sociedad dentro de la ciudad, pues el tema tratado es realmente extenso y es prudente afirmar que bien vale la pena estudiar todos los aspectos de la ciudadanía no abordados aquí desde la óptica de la ética.
Palabras clave: urbanismo, ética, justicia, estructura urbana, dignidad humana, ciudadanía
Desarrollo
La movilidad ineficiente, el tráfico y la congestión de las calles y avenidas, la mala planeación urbana, la estructura urbana que margina, las deficiencias del espacio público que difícilmente es un lugar seguro de recreación, esparcimiento y respeto, la discriminación entre los medios de transporte que sólo favorece, y apenas un poco, al automóvil, así como las terribles consecuencias de la contaminación por la quema de combustibles, ente otras cosas, nos hacen replantearnos de raíz el urbanismo, esta vez desde una fundamentación ética, pues el panorama descrito (el que padecemos en nuestra ciudad) atenta contra la dignidad humana, divide a la sociedad, aumenta la marginación, y discrimina a unos sobre otros de diversas maneras.
La dignidad humana, hay que enfatizar, se ve amenazada por la situación actual de la estructura urbana y la deficiente movilidad. Por otra parte, la democracia también se ve afectada por esta misma problemática. La dignidad de la persona está dada en sí misma a toda persona, no es concesión. La persona debe vivir por tanto en un entorno digno que le permita perfeccionar sus capacidades. La persona debe tener la posibilidad de integrarse en una sociedad y desarrollarse en ella de la mejor manera. Esto debe reflejarse en una ciudad digna, donde la estructura de la ciudad y la distribución del espacio no marginen por sí mismos a las personas ni agrande las diferencias de posibilidades vitales. El espacio público no puede ser motivo de marginación para nadie, no puede haber mejores espacios públicos que otros. Armando Alcántara y Verónica Marín desarrollan un concepto interesante de ciudadanía que ubica a los ciudadanos en  un papel de aspiración ética con miras a la sociedad en general: “Un concepto maximalista de la ciudadanía  implica  una  identidad  concebida  como  parte  de  una  comunidad  viviente,  con  una cultura democrática, derechos y obligaciones, un sentido del bien común y de la fraternidad”. “La ciudadanía llama a la integración social, a la conciencia de pertenencia a una ciudad” (Alcántara, Marín. 2013, p. 8).
Debe ser un principio de ciudadanía que la estructura urbana donde se desenvuelve una sociedad sea incluyente, justa y democrática. Nataly Restrepo señala la relación existente entre el espacio público y la urbanización con el bienestar y con los ideales éticos y democráticos (Restrepo, 2013). Como ciudadanos es necesario vivir en la ciudad en convivencia armoniosa con las demás personas. Es importante practicar la inclusión y la justicia no marginando a nadie en nuestra interacción con el espacio público. Hay que pensar en el bienestar de toda la ciudadanía y pensar en los ideales democráticos. La ciudadanía, vivir en la ciudad implica convivencia, y qué mejor que sea dentro de una cultura ciudadana. La ciudad es para todos y su estructura debe atender las necesidades de todos según la justicia y la democracia. El espacio público debe proveer de oportunidades recreativas y de bienestar que muchos en una sociedad no tienen acceso de manera privada, por ejemplo un buen jardín. En este sentido, es muy interesante la perspectiva del ex alcalde de Bogotá, Antanas Mockus, que plantea en su  obra Convivencia como armonización entre ley, moral y cultura,  asegura  que  es  necesaria  la  convivencia  social  y que  se  desarrolle  una  cultura ciudadana (Mockus, 2002, p. 34).
Bajo esta idea de cultura ciudadana, parece pertinente afirmar que los valores de una sociedad se ven reflejados en la estructura urbana, por tanto, una buena estructura urbana es propia de una cultura ciudadana desarrollada. Esto también lo sostiene el sociólogo urbano Francois Ascher, cuando afirma que  “Las formas de las ciudades, tanto si han sido pensada específicamente como si son el resultado más o menos espontáneo de dinámicas diferentes, cristalizan y reflejan las lógicas de las sociedades que acogen” (Ascher, 2004, p. 20). Es válido decir entonces que una sociedad con una cultura desarrollada en valores de ciudadanía refleja en la estructura urbana las ideas de justicia, inclusión y democracia. Una sociedad que en cambio valora el consumismo y el materialismo, la estructura urbana margina de las zonas de consumo de bienes costosos a las personas que no tienen capacidad de consumir esos bienes. Ahora, parece atractiva la postura del ya citado Mockus, cuando  asegura que para desarrollar una cultura ciudadana hay que “Aumentar la capacidad de comunicación de los ciudadanos  (expresión,  interpretación)  a  través  del  arte,  la  cultura,  la  recreación  y  el  deporte”. Estos valores parecen ser más deseables para una sociedad con una cultura ciudadana más desarrollada.
Resulta importante reconocer estos valores como necesarios, pues las consecuencias de lo contrario han sido lamentables. “En las economías modernas resulta imprescindible un sistema de transporte adecuado que posibilite la movilidad poblacional y la consecuente accesibilidad a los servicios. Sin embargo, su configuración actual está provocando fuertes externalidades negativas y genera gran parte de los problemas de sostenibilidad ambiental, social y energética” (Lizárraga, 2006, p. 3). Es evidente que el tráfico y la dificultad para la movilidad afectan la calidad de vida de los ciudadanos, y hace falta mucho por hacer. “La eficiencia del transporte es un requisito indispensable para garantizar la movilidad a mediano y largo plazos, especialmente en las principales ciudades de México, así como la salud y el bienestar de sus habitantes” (Calvillo, Moncada, 2008, p. 1). El traslado en las ciudades mal planeadas resta tiempo a las personas para dedicarse a actividades productivas, además tiene malas consecuencias en la salud y en el medio ambiente. El tema del tráfico en  las ciudades conjugado con la mala planeación urbana y una estructura no democrática tiene una serie de consecuencias nefastas y absolutamente injustas en diferentes grados según el nivel socioeconómico.
Las vías de tránsito en zonas de nivel socioeconómico alto son más seguras que en las otras zonas y tienen mejores sistemas de alumbrado y alcantarillado. Las ciudades diseñadas para el automóvil marginan por completo a quienes no tienen la capacidad de adquirir uno: en transporte público o en bicicleta además de correr más peligro se enfrentan a más tiempo perdido por los traslados y muchas veces las calles o el transporte público no llegan de manera óptima a sus zonas de residencia. Para el pobre este es un círculo vicioso que afecta sus capacidades laborales e incluso su calidad de vida en familia, una madre o un padre de familia que se transporta por medios públicos se arriesga a pasar menos tiempo en su casa, a tener menos tiempo de descanso y de recreación saludable.
Podemos ejemplificar esto usando herramientas como Google Maps, donde se pueden apreciar las diferencias en los tiempos de traslado y comprar lo tipos de traslado. Para llegar de la universidad, el Tecnológico de Monterrey en Guadalajara, a mi domicilio de residencia se marcan 22 minutos de traslado en automóvil, y el buscador no encuentra la manera de llegar en transporte público, hay que destacar que la colonia de mi domicilio es de un nivel socioeconómico alto. Otro ejemplo es el traslado de la universidad a uno de los centros comerciales de la ciudad al que va mucha gente, la Gran Plaza, para llegar ahí se indican 25 minutos en automóvil sin tráfico, y la opción del transporte público te marca 36 minutos. En este centro comercial va mucha gente de compras, pero también ahí tienen que llegar empleados, personal de limpieza y otras personas que usualmente usan el transporte público y que según estos datos hacen el 40% más de tiempo en hacer ese traslado.
Apoyando esto último, citamos a Marcia Villasana que dice que “Ciertamente, el fenómeno del crecimiento de las zonas urbanas ha derivado en la ampliación de la brecha socioeconómica entre la población. Dicha brecha, manifestada en la forma de pobreza, desigualdad, crimen y violencia, vulnera de manera particular a aquellos ciudadanos en condiciones de pobreza a limitar su habilidad de adquirir los niveles de capital humano que potencien sus  capacidades para mejorar su nivel de bienestar” (Villasana, 2011, p. 176). Hay que repetir que una sociedad con valores éticos debe reflejarlos en una estructura urbana, además es necesario que esta sociedad permita el acceso a los distintos recursos a toda la población. Si la sociedad practica los valores éticos de ciudadanía, justicia e inclusión debe permitir que el grueso de la población tenga un acceso equitativo a todo tipo de recursos necesarios.
La educación, las fuentes de trabajo, los espacios abiertos, el entretenimiento, la movilidad, los servicios deben de estar al alcance de todos. Así, disponiendo el espacio urbano con estas prioridades, se brinda la oportunidad de desarrollo a la población en general. Retomamos a Francois Ascher, quien fundamenta que la realidad física de las ciudades es una objetivación de las disposiciones éticas y sociales de la población. Ascher asegura que la sociedad actual presenta una diferenciación social que impregna todos los ámbitos de  la  vida,  especialmente  la  división  del  trabajo, que  hace  que  para  el  proceso  productivo  se necesite  una  diferenciación  territorial  dentro  de  la  ciudad (2004).
Para finalizar esta línea argumentativa, se ve conveniente agregar la idea de que una estructura urbana justa y democrática planteada como principio de ciudadanía tiene como consecuencia la seguridad de la sociedad. “la diferenciación social parece ir pulverizando poco a poco  una  sociedad  en  la  que  los  individuos  más  diferenciados  y  autónomos  comparten  sólo momentáneamente  valores  y  experiencias  sociales”  (Ascher,  2004,  p.  39). La desigualdad es un determinante de violencia, y así lo será una desigualdad en oportunidades de movilidad. Si un medio de transporte tiene evidentes ventajas sobre otro, que se ve discriminado por la misma estructura urbana, la desigualdad está dada y la violencia y el crimen pueden esperarse. Por lo tanto, si el transporte público tuviera más ventajas de movilidad y fuera efectivo, a un nivel parecido al del automóvil, es poco probable que un usuario de transporte público intente adquirir un automóvil por medio del robo u otra violencia. “Si bien las ciudades representan oportunidades para mejorar el nivel de bienestar, y que la urbanización no necesariamente genera externalidades negativas, la pobreza y la desigualdad se han identificado como determinantes del crimen, violencia y erosión del capital social”  (Villasana, 2011, p. 177).
Un ejemplo de esto es el Estado de México. Esta entidad concentra la mayor cantidad de pobres, al mismo tiempo que presenta algunos de los municipios más acaudalados del país, es también una entidad que ha presentado los índices más altos de homicidios, secuestros y extorciones. "La entidad federativa que experimentó el mayor número de homicidios dolosos durante el primer mes del año en curso (enero) fue el Estado de México en donde se denunciaron 176 casos, lo que representa el 12.6% del total de registros en todo el país" (CNNMéxico, 2014). Tenemos que “el reporte sobre el Índice de Desarrollo Humano (IDH) Municipal 2000 – 2005, publicado en el 2008 por el Programa de Naciones Unidas sobre Desarrollo (PNUD) señala a la entidad como una de las que más contribuye a la desigualdad nacional” (CNNMéxico, 2011). Todo esto coincide con que “La movilidad en la zona metropolitana de la Ciudad de México se caracteriza por darle prioridad al transporte privado y por un transporte público caro, de mala calidad e inseguro. Se trata de un problema que impacta la salud pública, la competitividad y la calidad de vida de los habitantes de la zona” (El Poder del Consumidor, 2014). Además, a raíz de una encuesta realizada por el Instituto de Políticas para el Transporte y el Desarrollo, tenemos que “Las complicaciones de trasladarse en transporte público son claras: 32% de los encuestados utilizan dos transportes diferentes cuando van a la ciudad, mientras hay un 39% que utiliza cuatro o más. Los más utilizados son el Metro (83%) y combis del Estado de México (77%). Llama la atención el bajo porcentaje de quienes utilizan transportes no motorizados: 8% utilizan bicitaxis, 7% bicicleta propia y 4% el sistema Ecobici” (El Poder del Consumidor, 2014).
Conclusión
A manera de reflexión final, es pertinente afirmar a raíz de lo expuesto a lo largo del ensayo, que siendo cierto que la dignidad de las personas se debe reflejar en la estructura urbana, el espacio público debe ser tan digno como la persona, y esto debe ser un principio de ciudadanía y de justicia, así la estructura urbana es más incluyente y democrática. A lo largo de este ejercicio se ha pretendido mantener constante la consideración de la ciudadanía en su realidad global, por lo que estos principios aspiran ser aplicables en cualquier conglomerado urbano.
Se padecen ya las consecuencias de ignorar estos principios éticos, es experimentado en el día a día el tráfico, la dificultad para la movilidad, las deficiencias del transporte público, el riesgo de usar medios de transporte sustentable, entre otras cosas que afectan la calidad de vida de los ciudadanos. Los valores éticos deben reflejarse en evitar todas estas amenazas a la dignidad humana. Está claro que se necesita que estas realidades reduzcan en el futuro inmediato, al igual que el acceso a recursos como los servicios básicos, educación y transporte, deben estar al alcance de todos gracias a una estructura urbana que se fundamenta en principios éticos.
Quisiera cerrar el ensayo insistiendo en que las políticas públicas deben promover, dar seguridad y dar prioridad a principios democráticos del urbanismo como el ciclismo, el transporte público, las zonas recreativas y educativas y el acceso a los recursos en general. No es deseable lo contrario. Los avances en la ética, las políticas públicas, las ciencias y la organización del espacio deben ser una sólida base para que todos los ciudadanos podamos desarrollar nuestras capacidades humanas, libertades, obligaciones y derechos.
Referencias
Básicas
1. Alcántara  Santuario,  A.  y  Marín  Fuentes,  V.  (2013).  Gobernanza,  democracia  y  ciudadanía: sus implicaciones con la equidad y la cohesión social en América Latina. Revista Iberoamericana de Educación Superior. Recuperado de: http://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S2007287213719267
2. Ascher, Francois. (2004). Los nuevos principios del urbanismo. Madrid: Alianza Editorial.   Recuperado   de: https://docs.google.com/file/d/0B7mgXcwfK2tDWHIwQ0dHVm9SMjg/edit?pli=1
3. Lizárraga, Carmen. (2006). Movilidad urbana sostenible: un reto para las ciudades del siglo XXI. Economía, Sociedad y Territorio VI, núm. 22. Disponible en: http://est.cmq.edu.mx/index.php/est/article/view/260/265
4. Mockus, Antanas. (Marzo de 2002). Convivencia como armonización entre ley, moral y cultura. Bogotá: Perspectivas, 1, 32.
5. Sylvestre, Marie Eve. (2011). La Ciudadanía, los Derechos Humanos y las prácticas de la policía para mantener el orden en espacios públicos de Canadá. Ciudadanía, Seguridad y Derechos Humanos: Una Propuesta Conjunta. EGAP Gobierno y Política Pública. Monterrey.
6. Villasana, Marcia. (2011). Ciudad Segura: una propuesta pedagógica para la generación del involucramiento y la cultura de la seguridad. Ciudadanía, Seguridad y Derechos Humanos: Una Propuesta Conjunta. EGAP Gobierno y Política Pública. Monterrey.
Complementarias
1. Calvillo, A. Moncada, G. (2008). Eficiencia del transporte público y privado, Una propuesta desde los consumidores. El Poder del consumidor. Recuperado de: http://www.boell-latinoamerica.org/downloads/eficiencia_transporte_docto_(1)%20(1).pdf
2. Camacho, América. (23 de mayo de 2013). Mapa de la pobreza en la Zona Metropolitana de Guadalajara. Recuperado de: http://www.unionjalisco.mx/articulo/2013/05/23/gobierno/guadalajara/mapa-de-la-pobreza-en-la-zona-metropolitana-de-guadalajara
3. CNNMéxico. (24 de marzo del 2014). El Estado de México: un foco rojo de inseguridad 'a un paso' de la capital. Recuperado de: (http://mexico.cnn.com/nacional/2014/03/24/el-estado-de-mexico-un-foco-rojo-de-inseguridad-a-un-paso-de-la-capital
4. CNNMéxico. (12 de abril del 2011). Estado de México: una de las entidades más desiguales del país. Recuperado de: http://mexico.cnn.com/nacional/2011/04/12/estado-de-mexico-una-de-las-entidades-mas-desiguales-del-pais
5. El Informador. (4 de febrero de 2015). Guadalajara, de las 10 de ciudades con el peor tráfico. Recuperado de: http://www.informador.com.mx/jalisco/2015/574546/6/guadalajara-de-las-10-de-ciudades-con-el-peor-trafico.htm
6. El Poder del Consumidor. (25 de noviembre de 2014). Es hora de conformar un plan integral de movilidad y transporte público en el Valle de México. Recuperado de: http://elpoderdelconsumidor.org/transporteeficiente/es-hora-de-conformar-un-plan-integral-de-movilidad-y-transporte-publico-en-el-valle-de-mexico/
7. Restrepo, Nataly. (Octubre de 2013). Urbanismo social en Medellín: una aproximación a partir de la     utilización     estratégica     de     los     derechos.     Recuperado     de:     http://0-search.proquest.com.millenium.itesm.mx/socscijournals/docview/1558845641/E16CDF20122A48E9PQ/3?accountid=11643


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