martes, 12 de mayo de 2015

La trata de personas y sus implicaciones éticas



 


INSTITUTO TECNOLOGICO Y DE ESTUDIOS SUPERIORES DE MONTERREY
Ética, persona y sociedad



Alicia María Ocampo Jiménez
http://javier.rodriguez.org.mx/itesm/escudo-itesm.gifAb





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La trata de personas y sus
                               implicaciones éticas.

Antonio Santos Ceja Medina –
 


 


 


08 de mayo de 2015.













 


ÍNDICE


Introducción a la trata de personas……………………………………………………….3


 


1. La trata de personas…………………………………………………………..................3


1.1. La trata de personas en diversas sociedades y culturas.


1.2. La trata de personas en México y cómo lo manejamos.


2. Análisis ético sobre la trata de personas……………………………………………….5


2.1. Sistemas de justicia


2.2. Defensores de los derechos humanos


2.3. Violencia contra las mujeres


2.4. La postura kantiana sobre la trata de personas


2.5. La postura utilitarista sobre la trata de personas


2.6. Trata de personas, injusticia y DDHH


 


Reflexiones finales…………..…………………………………………………………….12


 


BIBLIOGRAFÍA…………………………………………………………………..……...13


 


 


 


 


 


 


 


INTRODUCCIÓN A LA TRATA DE PERSONAS


 


            El fenómeno social que actualmente abunda en todas partes del mundo llamado trata de personas, debe ser un tema de preocupación y de gran relevancia en las discusiones para los gobiernos de todos los países. Podemos ver como hoy en día (por lo menos en nuestro país) nos preocupamos por el narcotráfico entre otros temas de seguridad nacional, pero dejamos a un lado el tema de la trata de personas, siendo éste de mucha importancia y cayendo de igual manera en la seguridad de los ciudadanos.


            Algunos de estos factores son debido al desconocimiento del tema y la problemática que actualmente vivimos como sociedad, además de la falta de atención por parte de los gobiernos. Es por eso que en las siguientes páginas se abordarán diferentes temáticas éticas sobre el tema de la trata de personas y cómo debe ser interpretada.


 


1. La trata de personas


 


1.1. La trata de personas en diversas sociedades y culturas.


A través de la historia ha habido incontables acontecimientos que han hecho uso de la trata de personas por diferentes motivos, convirtiendo de esta manera a los seres humanos en objetos para lograr un fin. “La trata de personas es un fenómeno muy antiguo que atenta contra los derechos humanos. Desde hace cientos de años, mujeres y niñas han sido separadas de sus lugares de origen y comerciadas como mano de obra, servidumbre y/o como objetos sexuales” (CNDH, 2012, p.5).


“La vida, exige respeto a su integridad, a su desarrollo pleno, a la sociabilidad necesaria para la satisfacción de necesidades” (Barba, 1997, p.15). Esto degrada a la persona y se atenta contra sus derechos humanos de poder tener una libertad y elección sobre la vida que desea tener. Sin embargo ¿qué se puede hacer con todas aquellas culturas y sociedades que no ven este asunto como un problema? 


 “El código moral de una sociedad determina lo que es correcto dentro de esa sociedad; esto es, si el código moral de una sociedad dice que una cierta acción es correcta, entonces esa acción es correcta, por lo menos dentro de esa sociedad” (Rachels, 2006, p.40). Es por eso que el tema de la trata de personas es tan complejo y controversial, ya que mientras nuestra sociedad lo ve como un grave problema, otras sociedades lo pueden ver como algo necesario e incluso natural ya que la moral es muy subjetiva y ha sido uno de los principales motivos de los conflictos de intereses entre naciones a través de la historia.


 


1.2. La trata de personas en México y cómo lo manejamos.


Según la Coalición Regional contra el Tráfico de Mujeres y Niñas en América Latina (CATWALC, por sus siglas en inglés), en México hay aproximadamente 1.2 millones de personas víctimas de la trata de personas, posicionándolo en el 5to país a nivel mundial con mayor trata de personas. Pero, ¿realmente eso nos sorprende? La mayoría de nosotros cuando escuchamos un problema lo olvidamos momentos después, dejándolo de lado y postergándolo, como si los problemas de la mayoría no valieran lo mismo que nuestros problemas individuales. “La base de la protección de los DH en México establece, a juicio de los especialistas, garantía para todos los derechos, ya sea directamente en su texto o en leyes secundarias derivadas” (Barba, 1997, p.20).


“De acuerdo con la Oficina de las Naciones Unidas para el Control de las Drogas y la Prevención del Delito (ONUDD), México es un país de origen, tránsito y destino de la trata de personas en cuestiones de explotación sexual y trabajo forzado” (CNDH, 2012, p.7). Una característica muy notable en el mexicano promedio. Es aquí cuando debemos preguntarnos, ¿Estamos listos para afrontar nuestros problemas como país, o seguiremos dejándolos de lado haciendo que se acumulen? “El hecho de que no lo hagamos sugiere que consideramos que nuestros lujos son más importantes que sus vidas” (Rachels, 2006, p.40).


 


 


 


 


 


2. Análisis ético sobre la trata de personas


 


2.1. Sistemas de justicia


Los sistemas de justicia son indispensables para crear un orden dentro de una sociedad, ya que debemos seguir ciertas normas aplicables para todos y así mantener el orden. “Una condición necesarísima es contar con sistemas de protección, promoción y defensa, pues uno de  los motivos sobresalientes para el desarrollo de los DH ha sido la pugna entre la idea del ser humano y el poder estatal” (Barba, 1997, p.19). Sin embargo no solo es un sistema que se aplique y listo, sino que también nosotros como individuos debemos cooperar con este sistema, siempre velando por nuestro prójimo, ya que las decisiones egoístas perjudican incluso a terceras partes, llevándolos a decisiones egoístas hacia nosotros.


“Sólo en el marco del contrato social podemos convertirnos en seres caritativos, porque el contrato crea las condiciones en las cuales podemos permitirnos preocuparnos por los demás” (Rachels, 2007, p.224). De esta forma al salirnos de este contrato, podemos llegar a incurrir en faltas hacia los demás, y así comenzar a perjudicar a nuestra sociedad de alguna manera. Ver por nuestro propio beneficio es muy bueno, siempre y cuando no afectemos el bienestar de otras personas.


“Necesitamos negociar cómo llegar a la moral. Podemos hacerlo si logramos establecer suficientes sanciones para asegurar que, si respetamos los intereses de otras personas, ellas también respetarán los nuestros” (Rachels, 2007, p.231). Este es un punto más radical, ya que aquí se habla de una forma de castigo para seguir las normas. Puede ser una buena opción si se aplica de manera correcta, sin llegar a oprimir a las personas, incurriendo en la trata de las mismas.


 


2.2. Defensores de los derechos humanos


Aunque muchos de nosotros podamos ser escépticos o incluso egoístas frente a este tipo de temas, los derechos humanos son un privilegio universal para todas las personas y del que todos tenemos derecho de hacer uso. Es con estos que se puede hacer una defensa apropiada en los sistemas de justicia y de esta manera hacer frente a la trata de personas. “Los seres humanos son racionales o cognitivos. Si imaginamos el mundo como habitado por un solo ser sintiente, ciertas cosas en el mundo hacen adquirir el aspecto del bien y del mal. Esas cosas son buenas cuando este ser las encuentra satisfactorias a sus necesidades y deseos, y son malas cuando reacciona en el sentido contrario” (Monteiro, 2014, p.25).


“Los seres humanos tienen diversos rasgos constitutivos y diversas facetas en su desarrollo y manifestación, tanto desde una perspectiva personal como socio-histórica. Los DH son una expresión inacabada, en continuo desenvolvimiento sociocultural y jurídico de lo que constituye de modo fundamental al hombre y que al mismo tiempo, y como consecuencia, es irrenunciable y exigible.” (Barba, 1997, p.2). Es por eso que no es de extrañarse que haya tantas personas devotas a defender esos derechos humanos de los que todos nosotros dependemos para tener una vida plena y justa, es más de extrañarse que más personas no se paren y luchen por esos derechos. Ya que si hay personas a quienes se les violan sus derechos, no existe garantía de que un día no nos los violarán a nosotros como individuos.


 


 


2.3. Violencia contra las mujeres


A México le hace falta mucho trabajo en ese sector de la trata de personas, ya que somos un país extremadamente machista que impide el avance por la igualdad de género, haciendo que la violencia contra la mujer sea mucho más grave de lo que ya es. Y mucho de esto tiene que ver con nuestro egoísmo ético, ya que no nos preocupamos por ese tema considerándolo algo del pasado cuando lo vemos prácticamente a diario frente a nosotros y no hacemos nada por resolverlo. “Aunque México aceptó una serie de recomendaciones para combatir la discriminación y la violencia contra las mujeres, esos compromisos no se han traducido en medidas efectivas para reducir la violencia y la impunidad. En particular, la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia sigue sin ser una medida efectiva” (AI, 2013, p.4).


Es por esta razón que se debe llegar a un acuerdo que establezca igualdad total para que el machismo deje de ser un factor de violencia y no solo decirlo, sino que también aplicarlo en los sistemas de justicia de nuestro país. “La libertad, la justicia y la paz en el mundo tiene por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana” (Barba, 1997, p.15).


Ningún ser humano, - sea hombre o mujer, niño o niña – tiene mayor valor sobre el otro, ya que cada uno de nosotros posee derechos y cualidades que nos hacen tan importantes como los demás, haciendo que nuestra vida como individuos sea de igual importancia que la de nuestro prójimo. “Una persona solo tiene una vida que vivir. Si valoramos al individuo, entonces debemos convenir en que esta vida tiene suprema importancia. Al fin y al cabo, es todo lo que se tiene y es todo lo que uno es” (Rachels, 2007, pp.134-135). Siguiendo esta premisa, se puede decir que las mujeres no deben ser consideradas de menor valor o importancia que el hombre, y que deben ser respetadas en toda su humanidad como si se tratara de cualquier ser humano.


 


2.4. La postura kantiana sobre la trata de personas


Las personas deben dejar de ser tratadas como meros objetos, ya que cada ser humano posee una gran variedad de valores y dignidad en su persona. Al imaginar que servimos tan solo como cosas estamos degradando nuestro valor, ya que somos agentes racionales, capaces de tomar nuestras propias decisiones y no es justo que seamos solo medios para que las demás personas logren sus metas. “Obra de tal modo que uses a la humanidad, tanto en tu persona como en la persona de cualquier otro, siempre como a un fin al mismo tiempo y nunca solamente como un medio” (Kant, 1785)


“No tiene sentido, ver a los seres racionales tan sólo como una clase de cosa valiosa entre otras. Ellos son los seres para quienes las meras cosas tienen valor, y son los seres cuyas acciones meditadas tienen valor moral" (Rachels, 2007, p.207). La trata de personas es la esclavitud moderna, en la cual a las personas se les trata como cosas para lograr una meta, cuando cada persona tiene un valor moral y nuestro valor está más allá de cualquier precio. Es por eso que se intenta combatir este tipo de crimen contra los derechos humanos, para así defender la soberanía y dignidad de todas las personas.


“Si alguien que gusta de molestar y soliviantar a las gentes pacíficas tropieza finalmente con uno que le propina una buena paliza, esto desde luego es un mal, pero todo el mundo lo aplaude y lo considera bueno en sí, aunque no resulte nada más en ello” (Kant, 1785). Esta posición sin embargo fomenta la erradicación de violencia a través de violencia, cuando desde un principio se intenta dejar a la misma fuera de la mesa y tratar el tema con el menor número de víctimas posibles, respetando los derechos humanos de cada individuo.


 


2.5. La postura utilitarista sobre la trata de personas


La felicidad siempre ha sido un tema muy controversial, ya que para algunas personas tratar a los demás como esclavos sería su felicidad. Es aquí cuando nuestro sentido de moral utilitarista nos dice que hay ciertos límites para la felicidad de las personas, y ellos son los derechos humanos ya que no podemos ser felices dañando a otras personas para serlo. “Los utilitaristas piensan que la función de utilidad (o de elección) puede representarse como una relación binaria y que las elecciones de todas las personas se realizan maximizando tal función” (Prats, 2006).


De esta misma manera, las personas que son tratadas en la actualidad, tienen los derechos de decidir por ellas mismas y ser felices de hacer lo que quieran, pero al estar en el lugar de gente tratada estas libertades les son restringidas. “Por principio de utilidad se entiende el principio que aprueba o desaprueba cualquier acción, según la tendencia que tenga para aumentar o disminuir la felicidad de las partes cuyo interés se trata; o, lo que viene a ser lo mismo en otras palabras, para fomentar o combatir esa felicidad” (Bentham, 1789).


“La única finalidad por la cual el poder puede, con pleno derecho, ser ejercido sobre un miembro de una comunidad civilizada, contra su voluntad, es evitar que perjudique a los demás. Su propio bien, físico o moral, no es justificación suficiente. Sobre sí mismo, sobre su propio cuerpo y espíritu, el individuo es soberano” (Mill, 1859). Es entonces que podemos llegar a la conclusión de que a menos que la persona esté en peligro o a punto de poner en peligro a otras personas, no puede ser sometida contra su voluntad y se le deben respetar sus derechos humanos en todo momento. Sin embargo a la hora de someter a esa persona para que no haga daño, se debe tener cuidado de no cometer un atentado contra su persona y así convertirlo en una víctima más de la trata de personas, siendo así un ser en condición de esclavo.


 


2.6. Trata de personas, injusticia y DDHH


Toda persona que es obligada a hacer algo contra su propia voluntad es víctima de trata de personas, violando de esta manera sus derechos de libertad constitucional. Esto presenta un desequilibrio en nuestra sociedad, llevándonos a diversas clases de injusticias cometidas contra las personas tratadas. “La trata de personas se presenta cuando una persona promueve, solicita, ofrece, facilita, consigue, traslada, entrega o recibe, para sí o para un tercero, a una persona” (CNDH, 2012, p.5). Muchas veces ni siquiera sabemos que estamos cometiendo o fomentando la trata de personas hasta que leemos cuantas tipos de esclavitud existen. Es por eso que siempre es bueno ponernos en los zapatos de las demás personas para darnos cuenta de si estamos siendo justos con ellos o no, y respetando siempre sus derechos de libertad humana.


Como acabo de mencionar no son solo casos que se da en el tráfico de personas o en la prostitución, esto se da mucho en las cuestiones laborales frente a nuestros ojos, viendo cómo instituciones de prestigio usan contratos y artimañas legales para engatusar a la gente a trabajos forzados para su empresa. Es aquí en donde ponemos en duda la eficacia de nuestros sistemas de protección. “Los seres humanos tienen un valor intrínseco, esto es, dignidad… esto los hace valiosos sobre cualquier precio” (Rachels, 2007, p.206).


Así podemos ver que estas instituciones y gobiernos al tener el conocimiento ético sobre sus acciones al aprovecharse de la gente, obligándolos mediante engaños a trabajos forzados, tienen total culpa de estas cuestiones morales y éticas sobre la trata de personas. “Con el conocimiento viene el poder, y con el poder no hay necesidad de la terminada venganza de la antigua ciencia penal” (Kant, 1785). Pero no solo ellos como instituciones tienen la culpa, nosotros al no dar palabra sobre estas cuestiones estamos permitiendo el abuso y violación de nuestros derechos humanos.


 


 


 


 


 


 


 


REFLEXIONES FINALES


Las personas que son tratadas en la actualidad, tienen los derechos de decidir por ellas mismas y ser felices de hacer lo que quieran, pero al estar en el lugar de gente tratada estas libertades les son restringidas. Es por esta razón que se debe llegar a un acuerdo que establezca igualdad total para que el machismo deje de ser un factor de violencia y no solo decirlo, sino que también aplicarlo en los sistemas de justicia de nuestro país.


Al final todo depende de nuestras acciones y sobre como actuemos frente a este tipo de problemáticas, haciendo tomar conciencia a las personas que nos rodean y tomando acciones para cambiar nuestra sociedad, pero siempre con el conocimiento previo de que la ética de las demás personas es diferente y podemos tener problemas en comunicar la relevancia de este problema.


BIBLIOGRAFÍA


BÁSICAS


Barba, J.B. (1997). Educación para los derechos humanos. México: Fondo de Cultura Económica.


 


Rachels, J. (2007). Introducción a la filosofía moral. México: Fondo de Cultura Económica.


 


Kant, I. (1785). Fundamentación de la metafísica de las costumbres. Porrúa.


 


Prats, J.O. (2006). El desarrollo como libertad. La crítica de Sen al utilitarismo. Dialnet.


 


Reis Monteiro, A. (2014). Ethics of Human Rights. Heildelberg: Springer,   pp. 22-26.


 


Bentham. (1789). The principles of Morals and Legislation. Econlib. EUA.


 


COMPLEMENTARIAS


CNDH. (2012). La trata de personas. México: D.R.


 


Amnistía Internacional. (2013). México - Aumento de las violaciones a los derechos humanos y de la impunidad.


 


S. (2015). Sobre los defensores de los derechos humanos. 02 de abril de 2015, de OHCHR Sitio web: http://www.ohchr.org/SP/Issues/SRHRDefenders/Pages/Defender.aspx


 


D. (2013). Diagnóstico de causas estructurales y sociales de la trata de personas en la ciudad de México. Ciudad de México: CATWALC.

viernes, 8 de mayo de 2015

Un urbanismo incluyente es ética aplicada

Juan Pablo Fernández Jiménez                                               7 de mayo de 2015
Ética, Persona y Sociedad
Doctora Alicia Ocampo Jiménez
Un urbanismo incluyente es ética aplicada
Resumen
El tema que se aborda en este ensayo consiste en  la planeación urbana y la  relación de la misma con una sociedad que desea  fundamentarse en principios éticos para asegurar la dignidad de todas las personas y vivir en una relación de igualdad dentro de la urbe. El problema ético radica en que para lograr que todos los ciudadanos vivamos en dicha relación de igualdad, en un espacio urbano compartido, la planeación de una ciudad no debe de ser parte de los factores que provoquen la desigualdad y la injusticia.
Se plantea primeramente la relación entre el urbanismo y la dignidad de las personas, para llegar así a la afirmación de que una manifestación ética bien puede ser un urbanismo incluyente, tal urbanismo es un principio de ciudadanía de singular importancia, pues vemos que la estructura urbana manifiesta los valores de una sociedad. Son abordados desde esta perspectiva algunos de los dilemas éticos a los que se enfrenta la planeación urbana que persogue el fin mencionado, tales como el tráfico y la movilidad, el acceso a los recursos, las formas democráticas de disponer de los diversos medios de transporte y el importante factor que es la seguridad dentro de la estructura urbana.
En suma, los conceptos de urbanismo, ética, la dignidad del hombre y la ciudadanía son relacionados para dejar en claro ciertos juicios éticos con respecto a la planeación urbana y a la vida dentro de la ciudad. Es evidente que en este ensayo no fue posible abarcar todos los aspectos de la vida en sociedad dentro de la ciudad, pues el tema tratado es realmente extenso y es prudente afirmar que bien vale la pena estudiar todos los aspectos de la ciudadanía no abordados aquí desde la óptica de la ética.
Palabras clave: urbanismo, ética, justicia, estructura urbana, dignidad humana, ciudadanía
Desarrollo
La movilidad ineficiente, el tráfico y la congestión de las calles y avenidas, la mala planeación urbana, la estructura urbana que margina, las deficiencias del espacio público que difícilmente es un lugar seguro de recreación, esparcimiento y respeto, la discriminación entre los medios de transporte que sólo favorece, y apenas un poco, al automóvil, así como las terribles consecuencias de la contaminación por la quema de combustibles, ente otras cosas, nos hacen replantearnos de raíz el urbanismo, esta vez desde una fundamentación ética, pues el panorama descrito (el que padecemos en nuestra ciudad) atenta contra la dignidad humana, divide a la sociedad, aumenta la marginación, y discrimina a unos sobre otros de diversas maneras.
La dignidad humana, hay que enfatizar, se ve amenazada por la situación actual de la estructura urbana y la deficiente movilidad. Por otra parte, la democracia también se ve afectada por esta misma problemática. La dignidad de la persona está dada en sí misma a toda persona, no es concesión. La persona debe vivir por tanto en un entorno digno que le permita perfeccionar sus capacidades. La persona debe tener la posibilidad de integrarse en una sociedad y desarrollarse en ella de la mejor manera. Esto debe reflejarse en una ciudad digna, donde la estructura de la ciudad y la distribución del espacio no marginen por sí mismos a las personas ni agrande las diferencias de posibilidades vitales. El espacio público no puede ser motivo de marginación para nadie, no puede haber mejores espacios públicos que otros. Armando Alcántara y Verónica Marín desarrollan un concepto interesante de ciudadanía que ubica a los ciudadanos en  un papel de aspiración ética con miras a la sociedad en general: “Un concepto maximalista de la ciudadanía  implica  una  identidad  concebida  como  parte  de  una  comunidad  viviente,  con  una cultura democrática, derechos y obligaciones, un sentido del bien común y de la fraternidad”. “La ciudadanía llama a la integración social, a la conciencia de pertenencia a una ciudad” (Alcántara, Marín. 2013, p. 8).
Debe ser un principio de ciudadanía que la estructura urbana donde se desenvuelve una sociedad sea incluyente, justa y democrática. Nataly Restrepo señala la relación existente entre el espacio público y la urbanización con el bienestar y con los ideales éticos y democráticos (Restrepo, 2013). Como ciudadanos es necesario vivir en la ciudad en convivencia armoniosa con las demás personas. Es importante practicar la inclusión y la justicia no marginando a nadie en nuestra interacción con el espacio público. Hay que pensar en el bienestar de toda la ciudadanía y pensar en los ideales democráticos. La ciudadanía, vivir en la ciudad implica convivencia, y qué mejor que sea dentro de una cultura ciudadana. La ciudad es para todos y su estructura debe atender las necesidades de todos según la justicia y la democracia. El espacio público debe proveer de oportunidades recreativas y de bienestar que muchos en una sociedad no tienen acceso de manera privada, por ejemplo un buen jardín. En este sentido, es muy interesante la perspectiva del ex alcalde de Bogotá, Antanas Mockus, que plantea en su  obra Convivencia como armonización entre ley, moral y cultura,  asegura  que  es  necesaria  la  convivencia  social  y que  se  desarrolle  una  cultura ciudadana (Mockus, 2002, p. 34).
Bajo esta idea de cultura ciudadana, parece pertinente afirmar que los valores de una sociedad se ven reflejados en la estructura urbana, por tanto, una buena estructura urbana es propia de una cultura ciudadana desarrollada. Esto también lo sostiene el sociólogo urbano Francois Ascher, cuando afirma que  “Las formas de las ciudades, tanto si han sido pensada específicamente como si son el resultado más o menos espontáneo de dinámicas diferentes, cristalizan y reflejan las lógicas de las sociedades que acogen” (Ascher, 2004, p. 20). Es válido decir entonces que una sociedad con una cultura desarrollada en valores de ciudadanía refleja en la estructura urbana las ideas de justicia, inclusión y democracia. Una sociedad que en cambio valora el consumismo y el materialismo, la estructura urbana margina de las zonas de consumo de bienes costosos a las personas que no tienen capacidad de consumir esos bienes. Ahora, parece atractiva la postura del ya citado Mockus, cuando  asegura que para desarrollar una cultura ciudadana hay que “Aumentar la capacidad de comunicación de los ciudadanos  (expresión,  interpretación)  a  través  del  arte,  la  cultura,  la  recreación  y  el  deporte”. Estos valores parecen ser más deseables para una sociedad con una cultura ciudadana más desarrollada.
Resulta importante reconocer estos valores como necesarios, pues las consecuencias de lo contrario han sido lamentables. “En las economías modernas resulta imprescindible un sistema de transporte adecuado que posibilite la movilidad poblacional y la consecuente accesibilidad a los servicios. Sin embargo, su configuración actual está provocando fuertes externalidades negativas y genera gran parte de los problemas de sostenibilidad ambiental, social y energética” (Lizárraga, 2006, p. 3). Es evidente que el tráfico y la dificultad para la movilidad afectan la calidad de vida de los ciudadanos, y hace falta mucho por hacer. “La eficiencia del transporte es un requisito indispensable para garantizar la movilidad a mediano y largo plazos, especialmente en las principales ciudades de México, así como la salud y el bienestar de sus habitantes” (Calvillo, Moncada, 2008, p. 1). El traslado en las ciudades mal planeadas resta tiempo a las personas para dedicarse a actividades productivas, además tiene malas consecuencias en la salud y en el medio ambiente. El tema del tráfico en  las ciudades conjugado con la mala planeación urbana y una estructura no democrática tiene una serie de consecuencias nefastas y absolutamente injustas en diferentes grados según el nivel socioeconómico.
Las vías de tránsito en zonas de nivel socioeconómico alto son más seguras que en las otras zonas y tienen mejores sistemas de alumbrado y alcantarillado. Las ciudades diseñadas para el automóvil marginan por completo a quienes no tienen la capacidad de adquirir uno: en transporte público o en bicicleta además de correr más peligro se enfrentan a más tiempo perdido por los traslados y muchas veces las calles o el transporte público no llegan de manera óptima a sus zonas de residencia. Para el pobre este es un círculo vicioso que afecta sus capacidades laborales e incluso su calidad de vida en familia, una madre o un padre de familia que se transporta por medios públicos se arriesga a pasar menos tiempo en su casa, a tener menos tiempo de descanso y de recreación saludable.
Podemos ejemplificar esto usando herramientas como Google Maps, donde se pueden apreciar las diferencias en los tiempos de traslado y comprar lo tipos de traslado. Para llegar de la universidad, el Tecnológico de Monterrey en Guadalajara, a mi domicilio de residencia se marcan 22 minutos de traslado en automóvil, y el buscador no encuentra la manera de llegar en transporte público, hay que destacar que la colonia de mi domicilio es de un nivel socioeconómico alto. Otro ejemplo es el traslado de la universidad a uno de los centros comerciales de la ciudad al que va mucha gente, la Gran Plaza, para llegar ahí se indican 25 minutos en automóvil sin tráfico, y la opción del transporte público te marca 36 minutos. En este centro comercial va mucha gente de compras, pero también ahí tienen que llegar empleados, personal de limpieza y otras personas que usualmente usan el transporte público y que según estos datos hacen el 40% más de tiempo en hacer ese traslado.
Apoyando esto último, citamos a Marcia Villasana que dice que “Ciertamente, el fenómeno del crecimiento de las zonas urbanas ha derivado en la ampliación de la brecha socioeconómica entre la población. Dicha brecha, manifestada en la forma de pobreza, desigualdad, crimen y violencia, vulnera de manera particular a aquellos ciudadanos en condiciones de pobreza a limitar su habilidad de adquirir los niveles de capital humano que potencien sus  capacidades para mejorar su nivel de bienestar” (Villasana, 2011, p. 176). Hay que repetir que una sociedad con valores éticos debe reflejarlos en una estructura urbana, además es necesario que esta sociedad permita el acceso a los distintos recursos a toda la población. Si la sociedad practica los valores éticos de ciudadanía, justicia e inclusión debe permitir que el grueso de la población tenga un acceso equitativo a todo tipo de recursos necesarios.
La educación, las fuentes de trabajo, los espacios abiertos, el entretenimiento, la movilidad, los servicios deben de estar al alcance de todos. Así, disponiendo el espacio urbano con estas prioridades, se brinda la oportunidad de desarrollo a la población en general. Retomamos a Francois Ascher, quien fundamenta que la realidad física de las ciudades es una objetivación de las disposiciones éticas y sociales de la población. Ascher asegura que la sociedad actual presenta una diferenciación social que impregna todos los ámbitos de  la  vida,  especialmente  la  división  del  trabajo, que  hace  que  para  el  proceso  productivo  se necesite  una  diferenciación  territorial  dentro  de  la  ciudad (2004).
Para finalizar esta línea argumentativa, se ve conveniente agregar la idea de que una estructura urbana justa y democrática planteada como principio de ciudadanía tiene como consecuencia la seguridad de la sociedad. “la diferenciación social parece ir pulverizando poco a poco  una  sociedad  en  la  que  los  individuos  más  diferenciados  y  autónomos  comparten  sólo momentáneamente  valores  y  experiencias  sociales”  (Ascher,  2004,  p.  39). La desigualdad es un determinante de violencia, y así lo será una desigualdad en oportunidades de movilidad. Si un medio de transporte tiene evidentes ventajas sobre otro, que se ve discriminado por la misma estructura urbana, la desigualdad está dada y la violencia y el crimen pueden esperarse. Por lo tanto, si el transporte público tuviera más ventajas de movilidad y fuera efectivo, a un nivel parecido al del automóvil, es poco probable que un usuario de transporte público intente adquirir un automóvil por medio del robo u otra violencia. “Si bien las ciudades representan oportunidades para mejorar el nivel de bienestar, y que la urbanización no necesariamente genera externalidades negativas, la pobreza y la desigualdad se han identificado como determinantes del crimen, violencia y erosión del capital social”  (Villasana, 2011, p. 177).
Un ejemplo de esto es el Estado de México. Esta entidad concentra la mayor cantidad de pobres, al mismo tiempo que presenta algunos de los municipios más acaudalados del país, es también una entidad que ha presentado los índices más altos de homicidios, secuestros y extorciones. "La entidad federativa que experimentó el mayor número de homicidios dolosos durante el primer mes del año en curso (enero) fue el Estado de México en donde se denunciaron 176 casos, lo que representa el 12.6% del total de registros en todo el país" (CNNMéxico, 2014). Tenemos que “el reporte sobre el Índice de Desarrollo Humano (IDH) Municipal 2000 – 2005, publicado en el 2008 por el Programa de Naciones Unidas sobre Desarrollo (PNUD) señala a la entidad como una de las que más contribuye a la desigualdad nacional” (CNNMéxico, 2011). Todo esto coincide con que “La movilidad en la zona metropolitana de la Ciudad de México se caracteriza por darle prioridad al transporte privado y por un transporte público caro, de mala calidad e inseguro. Se trata de un problema que impacta la salud pública, la competitividad y la calidad de vida de los habitantes de la zona” (El Poder del Consumidor, 2014). Además, a raíz de una encuesta realizada por el Instituto de Políticas para el Transporte y el Desarrollo, tenemos que “Las complicaciones de trasladarse en transporte público son claras: 32% de los encuestados utilizan dos transportes diferentes cuando van a la ciudad, mientras hay un 39% que utiliza cuatro o más. Los más utilizados son el Metro (83%) y combis del Estado de México (77%). Llama la atención el bajo porcentaje de quienes utilizan transportes no motorizados: 8% utilizan bicitaxis, 7% bicicleta propia y 4% el sistema Ecobici” (El Poder del Consumidor, 2014).
Conclusión
A manera de reflexión final, es pertinente afirmar a raíz de lo expuesto a lo largo del ensayo, que siendo cierto que la dignidad de las personas se debe reflejar en la estructura urbana, el espacio público debe ser tan digno como la persona, y esto debe ser un principio de ciudadanía y de justicia, así la estructura urbana es más incluyente y democrática. A lo largo de este ejercicio se ha pretendido mantener constante la consideración de la ciudadanía en su realidad global, por lo que estos principios aspiran ser aplicables en cualquier conglomerado urbano.
Se padecen ya las consecuencias de ignorar estos principios éticos, es experimentado en el día a día el tráfico, la dificultad para la movilidad, las deficiencias del transporte público, el riesgo de usar medios de transporte sustentable, entre otras cosas que afectan la calidad de vida de los ciudadanos. Los valores éticos deben reflejarse en evitar todas estas amenazas a la dignidad humana. Está claro que se necesita que estas realidades reduzcan en el futuro inmediato, al igual que el acceso a recursos como los servicios básicos, educación y transporte, deben estar al alcance de todos gracias a una estructura urbana que se fundamenta en principios éticos.
Quisiera cerrar el ensayo insistiendo en que las políticas públicas deben promover, dar seguridad y dar prioridad a principios democráticos del urbanismo como el ciclismo, el transporte público, las zonas recreativas y educativas y el acceso a los recursos en general. No es deseable lo contrario. Los avances en la ética, las políticas públicas, las ciencias y la organización del espacio deben ser una sólida base para que todos los ciudadanos podamos desarrollar nuestras capacidades humanas, libertades, obligaciones y derechos.
Referencias
Básicas
1. Alcántara  Santuario,  A.  y  Marín  Fuentes,  V.  (2013).  Gobernanza,  democracia  y  ciudadanía: sus implicaciones con la equidad y la cohesión social en América Latina. Revista Iberoamericana de Educación Superior. Recuperado de: http://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S2007287213719267
2. Ascher, Francois. (2004). Los nuevos principios del urbanismo. Madrid: Alianza Editorial.   Recuperado   de: https://docs.google.com/file/d/0B7mgXcwfK2tDWHIwQ0dHVm9SMjg/edit?pli=1
3. Lizárraga, Carmen. (2006). Movilidad urbana sostenible: un reto para las ciudades del siglo XXI. Economía, Sociedad y Territorio VI, núm. 22. Disponible en: http://est.cmq.edu.mx/index.php/est/article/view/260/265
4. Mockus, Antanas. (Marzo de 2002). Convivencia como armonización entre ley, moral y cultura. Bogotá: Perspectivas, 1, 32.
5. Sylvestre, Marie Eve. (2011). La Ciudadanía, los Derechos Humanos y las prácticas de la policía para mantener el orden en espacios públicos de Canadá. Ciudadanía, Seguridad y Derechos Humanos: Una Propuesta Conjunta. EGAP Gobierno y Política Pública. Monterrey.
6. Villasana, Marcia. (2011). Ciudad Segura: una propuesta pedagógica para la generación del involucramiento y la cultura de la seguridad. Ciudadanía, Seguridad y Derechos Humanos: Una Propuesta Conjunta. EGAP Gobierno y Política Pública. Monterrey.
Complementarias
1. Calvillo, A. Moncada, G. (2008). Eficiencia del transporte público y privado, Una propuesta desde los consumidores. El Poder del consumidor. Recuperado de: http://www.boell-latinoamerica.org/downloads/eficiencia_transporte_docto_(1)%20(1).pdf
2. Camacho, América. (23 de mayo de 2013). Mapa de la pobreza en la Zona Metropolitana de Guadalajara. Recuperado de: http://www.unionjalisco.mx/articulo/2013/05/23/gobierno/guadalajara/mapa-de-la-pobreza-en-la-zona-metropolitana-de-guadalajara
3. CNNMéxico. (24 de marzo del 2014). El Estado de México: un foco rojo de inseguridad 'a un paso' de la capital. Recuperado de: (http://mexico.cnn.com/nacional/2014/03/24/el-estado-de-mexico-un-foco-rojo-de-inseguridad-a-un-paso-de-la-capital
4. CNNMéxico. (12 de abril del 2011). Estado de México: una de las entidades más desiguales del país. Recuperado de: http://mexico.cnn.com/nacional/2011/04/12/estado-de-mexico-una-de-las-entidades-mas-desiguales-del-pais
5. El Informador. (4 de febrero de 2015). Guadalajara, de las 10 de ciudades con el peor tráfico. Recuperado de: http://www.informador.com.mx/jalisco/2015/574546/6/guadalajara-de-las-10-de-ciudades-con-el-peor-trafico.htm
6. El Poder del Consumidor. (25 de noviembre de 2014). Es hora de conformar un plan integral de movilidad y transporte público en el Valle de México. Recuperado de: http://elpoderdelconsumidor.org/transporteeficiente/es-hora-de-conformar-un-plan-integral-de-movilidad-y-transporte-publico-en-el-valle-de-mexico/
7. Restrepo, Nataly. (Octubre de 2013). Urbanismo social en Medellín: una aproximación a partir de la     utilización     estratégica     de     los     derechos.     Recuperado     de:     http://0-search.proquest.com.millenium.itesm.mx/socscijournals/docview/1558845641/E16CDF20122A48E9PQ/3?accountid=11643